domingo, 3 de febrero de 2013

Hoy no

Como si hubiese tropezado y me hubiese caído. Solo que el dolor de la caída no me deja levantarme. Así me siento yo a veces, en esos días cuando no soy lo bastante fuerte para soportar todo lo que mi destino me carga sobre los hombros. Son tantas cosas, tanto de lo que te sientes responsable, tanto y tantas personas por las que tienes que ser fuerte, que ya no piensas en nada más. Y esa tensión de no poder fallar, es la que te hace caer. 
Los amigos, los estudios, el trabajo, la familia, el tiempo, el amor... todo aquello que tenemos alrededor, supone una responsabilidad. Aquí quedaría bien citar aquella frase famosa de Spiderman "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". 

Pero en esa ecuación hay algo que falla. Y es la responsabilidad de, ante todo, cuidar de ti mismo. Porque nadie va a hacerlo por ti. Porque si no, no vas a poder con todo. Como si fueses un corredor profesional. Solamente si eres consciente de ti mismo, y calientas antes de correr, serás capaz de soportar el recorrido. Sino,uno a uno cada elemento de tu cuerpo se volverá en tu contra y acabarás desplomado. 
Y no importa la gente que intente levantarte. No importa la gente que te intente quitar carga. Porque es algo tuyo, que tu sientes como una carga solamente tuya. Y nadie va a conseguir entrar en esa red de seguridad en la que te sumerges con la esperanza de aguantar sin ayuda. 

Yo me he caído. Y no existen remedios ni soluciones. No hay moraleja de este cuento. Me he caído, por no poder con todo. Por dejarme influir, por tener miedo, por no cerrar puertas. Me he caído por intentar correr antes de empezar a calentar. Y duele. Duele tanto... Duele hasta el punto de no saber si levantarme más.

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