miércoles, 9 de enero de 2013

Un deseo, 2013

Ahora que el mundo no se ha acabado en la dichosa fecha del 21/12/2012, es hora de plantearse, como cada año nuevo, objetivos a realizar, sueños que ver cumplidos... en definitiva, de hacer planes.

Tenemos la manía de organizar nuestra vida. Lo que vamos a comer cada día, la hora a la que nos vamos a levantar, cuantas horas vamos a trabajar, a quien vamos a ver y cómo vamos a actuar con cada persona. Pero la verdad es que esos planes son solo planes, bocetos, simples esquemas para algo tan complejo como nuestra vida del día a día. Y, al final, esos planes nunca se cumplen.

Por eso considero que este año, en vez de hacer planes voy a pensar en deseos. Deseos del alma, del corazón, de esos que todos llevamos dentro y las circunstancias hacen que a veces no nos atrevamos a cumplir.
Quiero, que en este 2013, cada persona luche por su deseo más profundo y personal. A saber, puede ser desde una amistad nueva, una mentalidad nueva, un amor nuevo; o cosas tan grandes como una nueva vida o una nueva sonrisa en unos labios cansados.

Si ya tienes tu deseo en mente, solo te pido una cosa más: lucha. Lucha por lo que quieres de verdad. No te dejes intimidar por la distancia, el paso del tiempo o el qué dirán. No abandones, no te rindas. Porque cada instante de tu vida puede ser un instante de felicidad, aunque muchos no lo entiendan, aunque muchos hagan lo imposible para hacer que te caigas al suelo cuando te sientes volar.
No hay nada más grande que lo que llevas dentro. No importa la edad, los conocimientos o tu situación social o económica; lo que importa, es aquello que nos hace a todos iguales, y a la vez diferentes. Lo que importa es tu corazón, tus sentimientos, lo que te sale de dentro del alma; es lo que más aman de ti los que te aman, y lo que más envidian aquellos que te dan la espalda.

Por último, mi deseo más grande para este 2013 es muy sencillo, y a la vez muy grande: poder pasar cada uno de sus 365 días con personas a las que quiero por encima de todo, personas que me llenan por dentro, personas que me hacen feliz.
Y, por qué no, ser el motivo para una sonrisa un día cualquiera.

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