miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mis palabras, mi corazón.

Hay gente, entendidos de los recursos Web e Internet, que consideran que los blogs personales, los contenidos personales, sentimentales, subjetivos, no son más que ciber-basura. Que no valen para nada, y se limitan a ocupar hueco dentro de Internet. Que son cosas sin interés o relevancia alguna.

También hay gente que opina que mis palabras, mis expresiones y mis pensamientos son iguales a como eran cuando era una quinceañera. Que son pensamientos que idealizan el Mundo, a las personas, la vida. Que le doy demasiada importancia al corazón de las personas. Que soy una romántica empedernida que vive como si fuese la protagonista de una película Disney.

Tengo una respuesta para todas esas personas y "entendidos".
Y mi respuesta es que no tienen idea de lo que hablan.
En primer lugar, considero que Internet es un sitio tan bueno como cualquier otro para expresar tus ideas y sentimientos. Porque Internet es el medio de comunicación de todos. Y aún más importante: es la mejor herramienta para expresarte sin temor a lo que otros digan de ti. 
Y es una herramienta, ante todo, que sirve para conectar tus pensamientos y tus emociones con otra gente. Porque nos globaliza, nos hace grandes. Nos hace compartir todo lo que llevamos dentro con gente que siente lo mismo y no sabe como expresarlo. 
Nos sirve como diario, reflexión, comunicación y relajación. Nos sirve para soltar todo lo que llevamos dentro y no nos deja respirar. Nos sirve para nuestras penas y alegrías, nuestros miedos, nuestras ambiciones. 
Tal vez los entendidos piensen que la economía, la crisis, la política o las guerras son más importantes que los sentimientos o los pensamientos de cada individuo en si. Pero la realidad es que una idea, o un sentimiento, pueden cambiar el mundo; así como un aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en el otro extremo del mundo.

Por otro lado, quiero dejar algo claro. Es cierto que siento igual (que no lo mismo) que cuando tenia 15 años. Y 16, y 17, y 18... y estoy orgullosa de ello. Y lo escribo según lo siento.
Sigo teniendo el mismo corazón que tenía a los 15 años; incluso es posible que sea más grande y más fuerte, por todo lo que he aprendido, conocido y amado estos años. He querido, he perdido, he sufrido y me he hundido en un pozo oscuro y sin fondo. Y mi corazón ha conseguido levantarse después de cada caída gracias a todo lo bueno que hay en el mundo y en las personas. Así que si mi corazón se mantiene intacto, no es por falta de experiencia, sino por la fe y la confianza absoluta en el ser humano.
Y mis palabras... mis palabras son mi corazón. Queda ñoño, e incluso un poco estúpido, pero es así. Mi corazón me dicta mis acciones, mis pensamientos, y las palabras para expresar todo ello. Y porque a veces, escribir tus más profundos anhelos es más sencillo que guardarlos dentro o expresarlos con la voz. 
Las palabras son la fuerza más poderosa del mundo; y mi homenaje es entregarles mi corazón.

No digo que yo tenga razón. Que mi comportamiento sea razonable o correcto. Simplemente, quiero dar las gracias a todas esas personas que estarán leyendo esto, porque gracias a ellas soy un poco más feliz; porque por ellas, tengo las ganas y la energía para hacer lo que más me gusta: Amar, Amar y Ensanchar mi Alma... con unas cuantas palabras escritas en un folio de blog.

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