domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Dispuesto a morir?Dime por qué

Tal vez sea esa la pregunta más humana que se puede realizar. Y tal vez, su respuesta sea la más valiente.
Los animales están dispuestos a morir por defender a los suyos, por mantenerlos, o simplemente, para mantener su territorio a salvo.

Y nosotros, que nos esforzamos por definirnos como racionales, nosotros ¿por qué estaríamos dispuestos a morir?

Estamos obcecados en encontrar motivos para vivir, y buscamos mil y una fórmulas mágicas de inmortalidad. Imaginamos seres inmortales, pócimas, piedras filosofales.... Imagino que es parte de nuestro instinto humano.
Y es por esta obsesión racional, por este instinto, por lo que la respuesta es la más valiente, y la más difícil, pues supone adentrarnos en nuestro interior, en nuestra más oscura irracionalidad, y confesar una respuesta que nos da miedo. Nos da miedo porque supone confirmar que no somos perfectos, que tenemos un punto débil, algo que nos puede hacer daño.
¿Por qué estarías dispuesto a darlo todo?¿A arriesgarte?¿A abandonarlo todo?¿A morir?
¿Por una idea, un sueño, tal vez?¿Por otra persona?¿Un viejo amor, uno nuevo, uno que aún no ha aparecido?¿Por un padre, un hermano, un amigo, un hijo?
Considero que, aunque de miedo, es bueno arriesgarse a descubrirlo. Porque es cierto que puedes salir dañado, por ti mismo o por otros. Puede que no sea algo recíproco, o incluso con el paso del tiempo puede resultar que no fuese más que una quimera.
Pero también, saber qué es aquello que realmente te importa, aquello por lo que perderías la vida, sea lo que realmente te haga vivirla.

1 comentario:

  1. 15 segundos. Es el tiempo diario (de media) que observamos nuestra superficie, más en concreto nuestra cara. Observarnos como conjunto y reconocernos en los espejos que nos muestran lo que sin ellos no podríamos ver; y eso si disponemos de ellos sino los momentos de nuestra vida en los que podemos observarnos se reducirán. Por lo que no es extraño pensar que no somos tanto nosotros quienes disfrutamos de nuestra superficie sino aquellos que pueden ver cada gesto, mueca, cambio puntual instantáneo en ella. Seguramente este es un hecho como poco pintoresco, que nuestra superficie en conjunto, no ya únicamente los elementos sino la relación de los elementos y el desarrollo de gesticulaciones corporales, la conozca mejor cualquiera de fuera que nosotros mismos ya que casi cualquier individuo con el que nos cruzamos pasa más tiempo de media que nosotros mismos observando nuestra superficie. Esto conlleva en estos tiempos a una reflexión obligada. Lo superficial. ¿Qué es o no es superficial? Pues bien si tomamos el término con rigor y sin tendencias, lo superficial es aquello que está en la superficie. Así que todo cambio que uno haga en su superficie será superficial. El asunto está cuando relacionamos los cambios con la personalidad, los valores e ideas de cada cual. Pero como todo en estos veloces días que nos tocan vivir es una discriminación facilitadora. Casi todos realizamos cribas superficiales a través únicamente de nuestra ideología e ideas preconcebidas de estereotipos que se utilizan para crear uniones superficiales, pero que desdibujan la personalidad hasta el punto de resignarla. Creemos que al realizar las cribas en función de nuestros estereotipos tendenciosos encontraremos igualmente afinidades en el subsuelo, pero los estereotipos son finitos es como tener cuatro compartimentos por colores (rojo, azul, verde y amarillo), metemos el magenta en el rojo por no dejarlo solo. El trato de la superficie es finito y reflejo finito de nuestro interior que es lo que en cierto modo intentamos sintetizar en nuestra superficie, pero lo sintetizamos como satisfacción nuestra del reconocimiento externo de lo que realmente somos, y nunca será suficiente. Por lo que la conclusión es como en casi todos los cuentos de hadas ¡LO QUE IMPORTA ES EL INTERIOR! (pero que mentirosos que somos).

    ResponderEliminar