jueves, 2 de agosto de 2012

Desconexión

Verano. Otro verano que llega. Y muchas veces, los planes se repiten. Visitar a la familia, hacer un viaje con los amigos, o simplemente, buscar algo que hacer durante tanto tiempo libre.
Y ante todo, una excusa perfecta para desconectar.

Durante un año, los quehaceres, el trabajo, las presiones y las obligaciones con los demás van haciendo mella en nuestro interior. Vamos perdiendo fuerza, perdiendo el control, preocupándonos por demasiadas cosas que no tienen importancia. Y nos olvidamos de vivir, nos limitamos a meternos en la cama de madrugada y pensar "mañana más". Si, así es como vivimos casi el 80% de nuestra vida. Olvidándonos de vivirla. Es curioso la cantidad de veces que confundimos el tiempo que debemos otorgar a cada cosa. ¿trabajar para vivir o vivir para trabajar?

Ahora, ahora es momento de desconectar. De olvidar los problemas sin solución, de olvidar la crisis económica, olvidar las enfermedades, el trabajo, las preocupaciones, las rupturas, los enfados.... es momento de olvidarlo todo y simplemente, respirar. Los problemas seguirán ahí, pero tal vez sean más sencillos de resolver. Una cicatriz seguirá ahí, pero tal vez duela un poco menos. 

Respirar. Cerrar los ojos. Y notar que poco a poco esa calma olvidada se adueña de nuestro cuerpo, nos relaja, nos purifica. Nos devuelve esa sonrisa que habíamos dejado en un rincón.
Es un momento para ver cosas nuevas, disfrutar de viejas compañías, sentir el agua del mar acariciando tu piel y el regusto a sal de un beso en la arena. Es momento de pasear entre las flores de colores y aspirar ese aroma a vida. Es momento de coger un pincel y dibujar la puesta de sol más hermosa. Es momento de empezar a escribir todas esas historias locas que se te pasan por la cabeza. Es momento de cumplir esos sueños locos. Es momento de recordar esa magia llamada vida y fortalecernos con ella.

Resumiendo, es momento de apagar el móvil, el ordenador, los apuntes, los asuntos de trabajo, las cuentas bancarias, las preocupaciones, el insomnio.... y encontrarte a ti mismo de nuevo mirando un atardecer.

Y ahora...¿Por qué sigues mirando esta pantalla? 




1 comentario:

  1. Allí estaba… la cúspide del espectáculo. Ya habían amaestrado fieras, realizado piruetas imposibles, atravesado aros de fuego, jugarretas y purpurina. Ni si quiera el maestro de ceremonias realiza una presentación, los focos se apagan y se enciendo uno sólo. Descubre un rostro blanco, con ojos negros entristecidos y unos labios pequeños. Los dos ojos buscan un inicio. Se mueve con intensidad, pero lentamente. En el escenario, en su escenario, todo está allí y se va haciendo evidente con cada paso, con cada movimiento de las manos y de los ojos que nos muestran lo que siente nuestro acompañante como un libro donde leemos las palabras y todo el ambiente se dibuja, ¡ESTA AHÍ!
    No se oyen risas, no se oyen gritos de asombro. Los individuos están conectados a través de una mirada. Se encuentran en ese instante con aquello que buscamos por nuestro género humano con la misma necesidad que buscamos el agua, una conexión emocional. Y se entiende la facilidad con la que podemos transmitirnos. Se percibe una nostalgia en el ambiente, por el tiempo perdido, por el miedo a reconocernos con una mirada con la misma sencillez que se nos acaba de mostrar.
    El espectáculo acaba y el individuo se introduce en una pequeña caja donde dormirá hasta el próximo despertar. El público quiebra el silencio con los aplausos más sinceros que se han escuchado hoy. Algunos miran a sus compañías con los ojos tiritando. Han visto un milagro atemporal, una resurrección instantánea y son creyentes por unos segundos.

    http://www.youtube.com/watch?v=FNZq0uMvNXo

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