martes, 10 de enero de 2012

miedo

¿sabéis?
todo el mundo tiene miedo. miedo a no ser querido, miedo a no estar a la altura, miedo a la soledad... miedo.
la real academia española define la palabra miedo como una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. así dicho, parece que el miedo es algún tipo de enfermedad horrible ¿cierto? 
y sin embargo, el miedo es algo que nos hace más humanos. el miedo hace que todos nos parezcamos un poco más. el miedo hace que seamos perfectamente imperfectos.

yo tengo miedo.
pero no tengo miedo a quedarme sola, o a la oscuridad. ni siquiera tengo miedo a no ser querida.
tengo miedo a ser olvidada.
tengo miedo a que dentro de unos años, los que ahora son mis amigos cuenten alguna historia y no sean capaces de recordar que yo estaba allí. tengo miedo de que la gente a la que quiero un día no sean capaces de recordar mi nombre. tengo miedo a que nadie note mi ausencia, ni me eche de menos. tengo miedo, un estúpido miedo, a que el mundo, mi mundo, siga girando sin mi.

no quiero ser la letra de una canción que nadie se sabe. no quiero ser un montón de papeles, ni quiero ser una tatatatataraabuela de la que ya nadie se acuerda. no quiero,en definitiva, ser una persona más en el mundo.
quiero llegar a ser una pequeña parte del mundo en sí mismo.

tal vez sea un poco tonto, pero quiero ser esa sonrisa nostálgica en la cara de un amigo cuando sea anciano. quiero ser un plato más en la mesa en la que siempre me esperen. quiero ser un hueco en la cama hecho a mi medida. quiero ser un olor que recuerde buenos momentos. quiero ser un beso de película. quiero ser el libro de tu mesilla de noche. quiero que pasen los años y que alguien recuerde mis palabras. quiero ser una razón de alegría, de añoranza, de sueños,de.... de tantas y tantas cosas.
quiero ser un recuerdo permanente en tu memoria,y no simplemente, un momento o recuerdo a olvidar.

3 comentarios:

  1. Inés se encontraba como siempre a esas horas, sentada tomando té con su más fiel acompañante. Los dos, uno en frente del otro, discutiendo sobre la calidad de las galletas que estaban degustando. Lo cierto es que era Inés la que casi siempre llevaba el ritmo de la conversación, pero su compañero pocas veces se quejaba por ello. Su respuesta siempre era la mejor de las sonrisas.
    Las galletas de esa tarde eran de pistacho y avellana. Inés adoraba la avellana, ensalzaba su exquisito sabor y perfección con la compañía de esa masa edulcorada y horneada, pero el pistacho en cambio era la primera vez que lo probaba y darle su aprobación era una tarea de lo más extensa, más aún en compañía de una rival tan dura como la avellana.
    - No sé. Es tan contradictorio este pistacho. Al principio tan intenso y luego se evapora como una idea que no llega. Mientras mi avellana siempre firme con su sabor llano y contundente que no deja de embriagarte. ¿Tú qué opinas Jaime?

    - Tendría que probarlo primero.

    - Ay sí, lo siento. ¡Qué desconsiderada soy!


    (Adjunta a la mano de su muñeco un pedazo de galleta y lo dirige a su boca)

    - Supongo… que si bien nuestra querida avellana ha sido siempre el cimiento. El pistacho no parece para nada un mal adorno. ¡Sí señor, gran adorno!

    - Uhm…bien dicho Jaime. Tú como casi siempre acertando. ¿Lo oíste pistacho? ¡Bienvenido!

    ResponderEliminar
  2. Todos tenemos ese miedo en nuestra vida. Siempre queremos ser recordados. Y de nosotros depende, ¿no?

    ResponderEliminar
  3. imagino que si. de nosotros depende ser ese pistacho en la galleta, que llame la atencion ...

    ResponderEliminar