miércoles, 30 de mayo de 2012

lecciones de vida

Me arrepiento. Me arrepiento de no haber estado más con esas personas a las que ya no tengo, esas personas que me han arrebatado, esas personas con las que nunca fui sincera del todo. Echo de menos el eco de sus voces, de sus risas. El calor de sus miradas. Echo de menos el no tener que cerrar los ojos para verlos.

Siempre estamos arrepintiéndonos de todo aquello que no hemos hecho. puede ser llamar a alguien, ir a una fiesta, tener una conversación seria o vivir una experiencia. Son miles de pequeñas cosas que en nuestro día a día decidimos no hacer, y muchas veces, volvemos mentalmente a ese momento de decisión y nos preguntamos ¿por qué no lo hice?
Y por más que intentemos encontrarle una lógica a nuestra conducta, por más que intentemos convencernos de que aquello fue lo mejor, que no era para tanto, por más que intentemos no caer dos veces en la misma piedra, al final lo hacemos. Intentamos convencernos a nosotros mismos de que la próxima vez el miedo, la vergüenza, o el qué dirán no nos influirá. Pero siempre nos influye. Y volvemos a quedarnos quietos, en silencio.
Ojalá tuviésemos un Pepito grillo que nos avisase de que cada momento es una ocasión única y especial, y que no debemos perderlo. Ojalá supiéramos ser como el capitán Jack Sparrow y poder decir: "si esperabas el momento oportuno, era ese". En definitiva, ojalá pudiésemos volver atrás y rectificar, y atrevernos a hacer esas cosas que siempre dejamos pasar.

Pero la realidad es, amigos, que no podemos.
Así que dejemos los complejos, los miedos, los silencios a un lado. Levantémonos. coge el teléfono y llama a esa persona a la que echas tanto de menos. Haz una visita fugaz a tu familia. Habla con esa persona que te hizo daño, o con aquella otra de la que te distanciaste sin saber por qué. Es posible que esas personas te echen de menos más de lo que crees.
Hagamos todo aquello que un día soñamos, porque aún no es tarde. Quiero pensar que nunca es tarde.

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